con algunas fatigas especiales que acompañaron mi regreso a Italia, finalmente esta mañana llegué anticipadamente a Venezia para descansar un poco antes de emprender estos días de ministración de los dos congresos carismáticos.
Sucedió que Aerolineas Argentinas pospuso su salida hasta las 5.30 de la mañana, lo que hizo que (además de soportar las 7hs de demora) llegásemos a medianoche a Roma. Eso implicaba ni siquiera contar con un tren que te lleve a la ciudad. Afortunadamente nos trasladaron a un hotel cerca del aeropuerto. En la vigilia en Ezeiza pude conectarme a internet y, cambiando de planes, decidí no pasar por la ciudad de Roma y comprar un boleto directo a Venezia. Por eso, una ducha y tres horas para dormir fueron el servicio que pude recibir en el hotel para luego salir tempranisimo a tomar mi vuelo. Con todo, no me siento tan cansado (deben de ser sus oraciones): dormí bastante en el avión salido de Bs As y con eso se me habrá ajustado el reloj biológico, que siempre es un stress extra cuando uno llega a un continente que lleva cinco horas de diferencia horaria.
La responsable del grupo de oración en VEnezia me recibió con mucho gusto y ya me alojó en el lugar adonde celebraremos el congreso: en un pueblo llamado Zelarino, lleno de tilos y jazmines por las veredas. Hay un perfume continuo en el aire que me fascina. Hay mucha expectativa porque será su primer congreso. Cuando yo vine el año pasado les animé a organizarlo y ahora han fructificado. Pueden encontrar alguna información del congreso en http://gesuamoregruppovenezia.blogspot.com.
cuento con sus oraciones en estas horas intensas de ministerio
les bendigo con afecto +
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