Jesús es el Buen Pastor.
Con esta alegoría tomada de un oficio del campo, el Señor se presenta a sí mismo como Aquel que cuida, nutre y guía a su Rebaño conformado por las ovejas por las cuales da su Vida.

De este modo, el Buen Pastor Resucitado deja oír su voz cuando se nos proclama en la Iglesia o leemos su Palabra viva, cuando nos habla en la oración personal y cuando a través de quienes nos hacen de pastores en su Nombre somos cuidados, alimentados y guiados.
Si el Señor es mi Pastor, realmente nada me puede faltar...
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