Con tantos problemas que hay en el mundo, al parecer sería mucho más sencillo que Jesucristo Resucitado se materialice de una buena vez y así todos creerían en Él, todos verían que Dios se hizo hombre y que lo todo lo que se predicó de Él fue cierto.
Sin embargo, ver físicamente al Señor no traería ninguna solución, puesto que seríamos privados de la fuerza sobrenatural de la fe, que es capaz de cosas grandiosas en nuestra vida. Sin la fe, el poder de Dios no se desataría en nuestra vida...
Igualmente, aunque no se deja ver materialmente, el Resucitado nos da "signos de su Presencia", signos para que tengamos Vida y creamos en Él. Algunos de esos signos son: su Palabra, que nos sigue hablando; su paz, que sella nuestro corazón; el sentirnos como en Familia en su Iglesia; los prodigios que su Espíritu realiza a través de los santos de estos tiempos. ¡Felices los que creen sin haber visto, pero que son capaces de leer estos signos evidentes de su Presencia!
Con estos signos, Él nos invita al aumento de nuestra fe y nos conduce por el camino de salvación. La fe nos custodia, nos guarda y nos conserva para esta vida y para la vida eterna
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