Es propio del Evangelio de San Mateo el pasaje en el cual Simón, hijo de Jonás, uno de los doce discípulos, es el primero en confesar que Jesús es el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Ante esta proclamación de la identidad de Jesucristo, Él le cambiará el nombre a Simón confiriéndole la misión de ser "piedra" en la cual sería edificada Su Iglesia.

Renovemos nuestra confesión de fe en Jesucristo, el Mesías que está Resucitado y vive para siempre. No tenemos una "religión": somos discípulos y seguimos a Alguien que realmente esta vivo.
Renovemos también nuestra adhesión al ministerio de Pedro, cuya sucesión llega hasta hoy en la figura del Papa. Podríamos cuestionar con derecho muchas cosas del ejercicio de ese ministerio establecido por Jesús mismo pero jamás dejar de adherirnos de todo corazón.
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