En la última semana de adviento, la liturgia nos invita a poner nuestra mirada en una de las figuras más emblemáticas de la espera del nacimiento del Hijo de Dios: su santísima Madre, la Virgen de Nazaret.

Por la fe, María acoge el anuncio del mensajero; nos enseña a ser una Iglesia que acoja el mensaje que se está predicando acerca de la venida y manifestación del Señor. Por la fe, María cree en Dios, experto en hacer cosas imposibles; nos enseña a creer profundamente en el poder de Dios. Por la fe, María obedece con prontitud y gozo ante el proyecto que Dios le propone; nos enseña a no postergar nuestra respuesta ante el llamado de Dios en esta Hora de la Historia que precisa, más que nunca, creyentes fervorosos y serviciales.
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