En esta semana la Iglesia nos anima a la alegría, porque el Señor está cerca, porque Jesús ya viene. Y para eso se nos hizo escuchar en la liturgia la exhortación de San Pablo: "estén siempre alegres".
Naturalmente, estar "alegres" no es lo mismo que estar "contentos". No somos exhortados a estar siempre contentos sino a estar siempre alegres. Es imposible estar contentos con el dolor, con la violencia, con la injusticia social y con el pecado. Por otra parte, estar contentos es una sensación de bienestar humano basado en dichas que siempre son pasajeras. En cambio, la alegría espiritual (también llamado gozo) es un DON SOBRENATURAL dado por el Espíritu de Dios. Nada podría nunca igualar el don divino, ni siquiera las mejores dichas humanas.
Los creyentes somos herederos de este don del Espíritu Santo. Nuestra tarea es profundizarlo siempre más, cultivarlo y no permitirnos perderlo.
Arriba los corazones que llega el Señor !!!!
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