Nuestra actual manera de vivir en estos días se asemeja a un cruel desierto en el cual muchos tantas veces se preguntan si Dios está con nosotros o no. La fatiga del cansancio deja en evidencia nuestras más profundas necesidades.
La sed, por ejemplo, deja en evidencia que nuestro cuerpo necesita reponer agua. De igual modo, otras necesidades vitales pueden ir manifestándose en nuestros días. No atenderlas podría costarnos la vida; Saciarlas de modo inadecuado, también.
Jesús nos promete un "Agua Viva" capaz de saciar toda sed, capaz de remediar cualquier de las necesidades básicas humanas. Cuando compara al Don de Dios, al don de su Espíritu Santo, con el elemento del agua nos remite a lo vital de acudir a saciar esta necesidad del amor de Dios. No atender esa esa necesidad podría costarnos la vida; saciarla de modo inadecuado, también.
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