PADRE EDUARDO SILIO

Presbítero católico de Quilmes, párroco de San José y Santa Cecilia, parte de la Comunidad SBC

lunes, 27 de febrero de 2012

LLEVADOS AL DESIERTO

El Evangelio nos narra que, después de haber recibido el bautismo de poder, el Espíritu Santo es quien lleva a Jesús al desierto para ser probado en las tentaciones. De este modo, el Mesías se hace solidario con nosotros en esa realidad tan cotidiana de nuestras vidas como es el hecho de sufrir tentaciones. El período de esta prueba fue de "cuarenta días", es decir, el plazo suficiente para pasarla.

En efecto, ninguno de nosotros puede afirmar que no tiene fuerzas para afrontar una prueba, puesto que la Escritura nos asegura que "Nadie es probado más allá de sus fuerzas" y que, en la prueba misma están los medios dispuestos por Dios para poder superarla.

Este tiempo de prueba de cuarenta días se llama desde antiguo "cuaresma", una institución de la iglesia primitiva para preparar a aquellos que iban a recibir el bautismo. En este tiempo de cuaresma, el Espíritu Santo tiene propósitos de renovación de nuestro bautismo, de purificación del corazón y de una nueva madurez para todos aquellos que quieran dejarse conducir a través del desierto.




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