El Evangelista Marcos nos va presentando de a poco Quién es este Mesías que fuera bautizado con el poder del Espíritu Santo. La liturgia nos ofrece un pasaje que podríamos llamar "un día con Jesús", un día dedicado al ministerio de la predicación.
Luego de compartir la vida en la casa de Pedro, atiende la necesidad de la familia: hay una persona enferma que requiere su atención. De este modo, la suegra de Pedro es curada y ella se pone al servicio. La actitud de servicio es el fruto de maduro de todo corazón que es sanado por el poder de Dios.
Al atardecer, Jesús se dirige a la puerta de la ciudad: el lugar más marginal al que pueda llegar. Allí se reunían cantidad de personas para cosas buenas y para cosas malas. En ese lugar tan particular, Jesucristo se hace presente sanando a los enfermos y liberando a los oprimidos por el diablo.
Al anochecer, el Señor se dedica a la oración. Allí se recoge en silencio por largas horas en conversación profunda con el Padre. De su encuentro cotidiano con Dios surgen nuevos propósitos y el discernimiento apostólico.
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